Coordinación, Postura, Tono y Equilibrio

La postura se define como la disposición relativa del cuerpo en cualquier momento determinado.

Es un conjunto de las diferentes posiciones de las articulaciones en ese momento. Hay que tener en cuenta que el ser humano está sometido a constantes desequilibrios, a veces apenas perceptibles (movimientos respiratorios, movimientos intestinal, etc.) y otras veces de mayor magnitud (movimientos de los brazos, inclinarse para coger un objeto, andar, etc.)

Una buena postura es la alineación correcta de todas las partes del cuerpo en la cual hay una máxima eficiencia fisiológica y biomecánica con el mínimo gasto energético. Hay diversos factores que pueden alterar esta postura, como una alteración a nivel del sistema nervioso central o la alteración de los receptores posturales (ojo, oído, boca, mandíbula, pie, músculos, articulaciones).

Una postura correcta exige una adecuada distribución del tono muscular gracias a las informaciones sensoriales recibidas.

"El proceso normal de desarrollo implica cambios en la columna vertebral para adaptarse a la bipedestación, el crecimiento, o las actividades de la vida diaria. Por ejemplo, el recién nacido presenta una curva cifótica mientras que en el adulto aparecen la lordosis cervical, cifosis dorsal y lordosis lumbar. Cambios patológicos de las curvaturas fisiológicas a lo largo de la vida crean adaptaciones y compensaciones generando alteraciones".

Alteraciones posturales más frecuentes:

  • Escoliosis: es la curvatura lateral del raquis en una visión posterior de la columna.
  • Cifosis: aumento de la curvatura posterior del raquis, también conocida como giba.
  • Hiperlordosis: aumento de la curvatura vertebral a nivel lumbar.
  • Genu valgo: disposición anatómica de las rodillas en forma de "X".
  • Pie plano: descenso del arco interno.
  • Pie cavo: aumento del arco interno.
  • Hallux valgus: desviación del dedo gordo hacia los demás dedos, a los que cruza por encima o por debajo.
  • Acortamiento de una extremidad.

 

EQUILIBRIO

La habilidad para controlar la posición de nuestro cuerpo en el espacio es fundamental para todo lo que hacemos.

El simple hecho de caminar o estar de pie implica un gran control postural. El desarrollo del equilibrio se encuentra asociado al del resto de las capacidades motoras, sensitivas, sociales y emocionales del niño. La adquisición de reacciones de equilibrio tiene como requisitos un correcto tono muscular y un buen control cefálico. Tras la adquisición del control cefálico (en los dos primeros meses de vida) se produce el desarrollo del equilibrio en el tronco, fundamentalmente en la posición de sedestación. Es en esta posición se van a desarrollar las reacciones de equilibrio anteriores, laterales y posteriores, que se adquieren en este orden y se dominan hacia los 11 meses de edad. El desarrollo del equilibrio se encuentra también directamente relacionado con el de los reflejos posturales, patrones automáticos de movimiento que permiten adaptarse a las modificaciones de la postura. A medida que madura el sistema nervioso en el niño, los reflejos posturales primarios van dando paso a la actividad voluntaria.

Desde el punto de vista biomecánico, cuando hablamos de equilibrio nos referimos a él como "un término genérico que describe la dinámica de la postura corporal para prevenir las caídas".

Existen tres categorías de equilibrio, que están determinadas por las fuerzas que actúan sobre un cuerpo:

  • Equilibrio estático: cuando un cuerpo está en reposo o no se desplaza.
  • Equilibrio cinético: cuando el cuerpo está en movimiento rectilíneo y uniforme.
  • Equilibrio dinámico: en movimientos no uniformes, donde un cuerpo parece estar en aparente desequilibrio pero no se cae.

En relación al equilibrio aparece el concepto de estabilidad, entendido como la capacidad de un cuerpo de mantener el equilibrio, es decir, de evitar ser desequilibrado.

 

COORDINACIÓN

La coordinación puede definirse como el control nervioso de las contracciones musculares en la realización de los actos motores. También como la capacidad de sincronización de la acción de los músculos productores de movimientos, interviniendo en el momento preciso y con la velocidad e intensidad adecuadas. En definitiva, la coordinación es la acción combinada del sistema nervioso central y la musculatura esquelética para la realización de un movimiento planificado.

Podemos hablar de diferentes tipos de coordinación atendiendo a las partes del cuerpo que intervienen en el movimiento:

  • Coordinación dinámica general: aquélla que agrupa los movimientos que requieren una acción conjunta de todas las partes del cuerpo. Intervienen gran cantidad de segmentos y músculos.
  • Coordinación óculo-manual y óculo-pédica: aquélla que va dirigida a las manos o pies. Los ejercicios para desarrollarlas van encaminados a los lanzamientos y las recepciones.
  • Coordinación dinámico-manual: corresponde al movimiento bimanual que se efectúa con precisión.

La coordinación dinámica general sirve de base a todos los movimientos, estando presente en todas las habilidades básicas.

A través de los ejercicios de coordinación se desarrollan las diferentes habilidades y destrezas corporales en relación con el movimiento: general, óculo-manual y óculo-pédica.

Los trastornos de la actividad motora y las alteraciones músculo-esqueléticas se traducen en problemas del equilibrio, déficit de motricidad fina (dificultades con gestos, como coger un lápiz o usar un teclado de ordenador), choques y caídas frecuentes, etc.

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