Daño o Deterioro Cognitivo de Lenguaje y/o Habla: Afasia y Disartria

Debemos especificar que el lenguaje, así como el resto de capacidades cognitivas, pueden sufrir deterioro a cualquier edad, y éste puede darse de forma brusca; como en el caso de las afasias, o de forma progresiva, como en el alzheimer o la demencia senil.

El término afasia fue acuñado en el año 1864 por el médico francés Armand Trousseau, profesor de clínica médica en el Hotel-dieu. Significa falta de comunicación por el lenguaje y proviene de a (falta) y phasia (palabra). Se trata, según la definición de Trousseau, de un estado patológico que consiste en la pérdida completa o incompleta de la facultad de la palabra, con conservación de la inteligencia y de la integridad de los órganos de la fonación.

Podríamos simplificar la diversidad de definiciones de afasia describiéndola como una afección que degrada la capacidad de lenguaje a causa de lesiones en las áreas corticales del lenguaje o en las rutas de asociación cerebrales. La afasia expresiva afecta al lenguaje hablado, mientras que la afasia receptiva afecta a la interpretación y memoria del lenguaje.

Las afasias son producidas, generalmente, por accidentes cerebrovasculares. También son causales de afasia los tumores cerebrales y los traumatismos craneales -los que pueden clasificarse en fracturas abiertas o contusiones cerebrales más o menos difusas.

La aparición de la afasia es, por lo general, brusca y es la consecuencia de un accidente cerebrovascular o de un traumatismo craneoencefálico. Según su severidad, puede ir desde un estado grave, en donde el afásico no puede hablar ni comprender lo que se le dice, a un estado en que el paciente tiene mínimos deterioros observables en el habla, pudiendo presentar dificultades subjetivas no evidentes para el interlocutor.

Se le considera una patología con posibilidad de manifestarse a cualquier edad y momento. Hay factores que pueden contribuir en su aparición, tales como el tabaquismo, el estrés, el alcoholismo o una mala alimentación.

Su clasificación consta de varios tipos:

  • La afasia motora (o de Broca) es la que se manifiesta con mayor frecuencia, habiendo sido, justamente, la primera que fue objeto de estudio. En esta tipología de afasia, al producirse el accidente cerebrovascular originario, el paciente queda sin la facultad del habla, pero no sufre ningún tipo de alteración en cuanto a su capacidad de inteligencia. Puede caracterizarse por la limitación de todo el lenguaje a una sola palabra o a una vocal, o a la inversión de los significados de antónimos como sí y no. De esta forma, el enfermo, por más que lo intenta, no puede comunicarse mediante la palabra, haciéndolo generalmente a través de gestos, que no siempre resultan fáciles de descifrar. También, en este caso, se debe tener en cuenta la dificultad en la articulación motora, por lo que pueden existir problemas para articular la lengua al expresarse, o bien presentarse dificultades en la escritura, así como hemiplejías con parálisis facial.
  • En la afasia sensorial o sensitiva, relacionada científicamente como la lesión ubicada en la zona de Wernicke, los cuadros clínicos son diferentes, produciéndose la pérdida de la comprensión del lenguaje hablado y/o escrito. En esta instancia, el enfermo puede hablar pero no coordina las palabras o los sonidos; oye pero no entiende; ve las letras pero no es capaz de leer y escribir. Con la afasia sensorial, las palabras pierden su significación simbólica, sin la existencia de ningún trastorno motor, ni en la voz, como tampoco en la articulación del lenguaje. En esta clase de afasia el paciente puede presentar dificultades en el reconocimiento de objetos inanimados a través del sentido del tacto o de la vista, perdiendo su significación y con la imposibilidad de denominarlos.
  • Otra posibilidad de manifestación es la denominada afasia mixta, en la que se presentan en un mismo paciente tanto la afasia motora como la sensorial, con una diversidad de deficiencias propias tanto de una como de la otra.

La disartria es la afectación del habla o pronunciación (articulación) de las palabras, sin afectación de la estructuración del lenguaje, su comprensión ni el acceso al vocabulario. En el caso de la disartria, el daño neurológico ha sido causado en el sistema nervioso periférico, no en el córtex cerebral. En ocasiones, cursará con disfagia, o dificultad para tragar y/o deglutir y masticar, por lo que la rehabilitación miofuncional será integral. Puede darse, al igual que la afasia, por un traumatismo o accidente cerebrovascular, así como síntoma comorbido a enfermedades neurodegenerativas como ELA, Alzheimer, demencias, etc.

El tratamiento dependerá de muchos factores, propios del grado y estado de la enfermedad del paciente, así como de las características personales del paciente que se tratará.

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